Buenos Aires, Argentina.- Como si de una película surrealista de Luis Buñuel se tratase, la reprobación y el abucheo; acompañaron la ejecución de un penal y posterior gol de Neymar Jr., en lo que fue su cuarto gol, en la tremenda goleada de 8-0 del PSG al Dijon. Mientras el jugador brasileño tomaba el balón y se dirigía al punto del penal, en el estadio se escuchaba un grito atronador: ¡Cavani! ¡Cavani!
Este hecho puntual, tiene una explicación pasional, no racional. Edison Cavani convirtió un gol a los 21 minutos del primer tiempo y con ese gol, el uruguayo había empatado el récord (156 tantos) del goleador histórico del París Saint-German, el sueco Zlatan Ibrahimovic. Y como sobre el final del partido sobrevino el penal, el público quería que el ejecutor fuera el Matador Cavani (así de convertirlo hubiera quebrado la marca del sueco) y no Neymar, que es el designado por el técnico para estas ocasiones. El brasileño hizo caso omiso al ruego del público y ejecutó la pena máxima.
Pero aquí no termina el sainete que debe intentar dirigir Unai Emery. El goleador charrúa es el ídolo de la afición parisina, y que al ver cómo se recortaba su ascendiente en el equipo galo, con la llegada del ex Barcelona, pasó a sentirse muy incómodo con la nueva realidad, que también incluye un recorte de sus minutos en la cancha.
Y esta puja de egos (además de dinero, contratos, premios y liderazgo) es tan grande, que ni el mar de petróleo que maneja Qatar Investment Authority, fondo dueño del PSG, pudo calmar hasta aquí.
Tirios y troyanos se reparten los apoyos. El presidente y también dueño del club francés, Nasser Al-Khelaïfi, obvio que apoya a su multimillonaria adquisición, el técnico Emery también y dentro del plantel, el 10 de la canarinha tiene al clan brasileño de su lado (Thiago Silva, Dani Alves, Marquinhos y Lucas Moura). Cavani tiene a casi todo el resto del plantel a su favor, y por supuesto, al público mayoritario que colma las gradas del Parque de los Príncipes, y que le tiene una idolatría absoluta.
Ya hemos visto en numerosas ocasiones, como grandes equipos naufragan, por las divisiones en el vestuario. La diferencia de calidad y presupuesto, hace que el PSG lidere cómodo en la Ligue 1, le lleva 9 unidades al segundo (Marsella), con un partido menos. Pero otra historia muy diferente es la Champions League, y en febrero deberá enfrentar al Real Madrid. Aquí podremos observar cómo afectan, o no, estas diferencias al rendimiento del equipo.
Por Luis Burgos | Twitter: @chichongo