Buenos Aires.- El cielo ya cuenta con un gran volante ofensivo, mejor entrenador y gran ser humano: Héctor Rivoira falleció ayer a los 59 años y el mundo futbolístico lo llora. En especial el ascenso, ya que jugó y entrenó en varios clubes tradicionales. Hincha de Huracán e Ituzaingó, supo ganarse el cariño, respeto y admiración en todas las entidades donde trabajó.
Rivoira surgió como jugador de las inferiores de River Plate, con las típicas características de un prodigioso volante ofensivo. Una de sus principales alegrías las obtuvo en el club del que fuera hincha: Ituzaingó consiguió un histórico ascenso al Nacional B en 1992, ya que El Léon ganó el desempate frente a Los Andes -en definición por penales en cancha de Independiente-.
También brilló en Almirante Brown, Defensores de Belgrano, Lanús y Sportivo Italiano. En éste último club tuvo un hito relevante: logró el ansiado ascenso a Primera ante Huracán , nada más y nada menos, en el Eduardo Amalfitani en 1986. Junto con el arquero Alejandro Lanari, el capitán Daniel Díaz, el volante Marcos Capocetti y el goleador Daniel Godoy, entre otros.
Como conductor táctico su primer ascenso lo obtuvo en 1999 con Chacarita Juniors. Allí brillaron la seguridad en el arco de Jorge Vivaldo, la fortaleza de Favio Schiavi en la defensa y los goles de una dupla explosiva en ataque: Alex Rodríguez y Silvio Carrario.
Su segundo festejo a lo grande fue el histórico ascenso de Instituto Central Córdoba. Ocurrió en 2004, frente a Almagro por 2-0, en el actual Mario Kempes. Allí se destacaron el nivel del arquero Mauricio Caranta, la habilidad de Santiago Raymonda y los goles de Hernán Boyero.
El último ascenso ocurrió para Atlético Tucumán, en 2009. Venció 4-1 a Talleres (Córdoba), y quedó en la historia del Decano, ya que volvió a jugar en Primera luego de 22 años. Fue un equipazo donde sobresalieron Lucas Ischuk, Juan Manuel Azconzábal, César Montiglio, Claudio Sarría, Diego Erroz y Luis Rodríguez.
El Chulo dirigió además en Quilmes, Chicago, Huracán, Ferro, Olimpo, Ituzaingó y Crucero del Norte -último club dirigido-. En el exterior entrenó a Liga de Quito (Ecuador). En síntesis, todo el mundo futbolero nacional recibió un cachetazo enorme. Hasta siempre querido Héctor.
Por Carlos Alvarez | En Twitter: @LitoAlvarez1968
